domingo, 5 de octubre de 2008

HIJA PREDILECTA DE LA VILLA DE LOS SANTOS EN 1946


También Ana María Moreno fue objeto de algunas distinciones merecidas, como el homenaje apoteósico popular en el año 1946, en el que recibiera el reconocimiento y respeto de todo su pueblo. Entre poemas, telegramas, cánticos, medallas y discursos, El Honorable Consejo Municipal la declaró "Hija Predilecta de La Villa de Los Santos", con la Resolución número 2 del 31 de agosto de 1946, por la cual se declara a la Señorita Ana María Moreno, Hija Predilecta de La Villa de Los Santos. La resolución reza lo siguiente:

“El Consejo Municipal del Distrito de Los Santos, considerando que la ciudad de Los Santos, tributa hoy a la señorita Ana María Moreno reconocimiento público por sus servicios prestados a la comunidad panameña, que a pesar de que la señorita Ana María Moreno nació en la vecina ciudad de Macaracas sus desvelos por el progreso de este pueblo la han hecho merecedora del reconocimiento público y que es deber del Consejo Municipal de este distrito, fiel intérprete y representante genuino de la colectividad santeña, adherirse a este acto, con le cual se estimula a las generaciones venideras para que sigan en su lucha por el bienestar de la comunidad en general, resuelve: Declarar a la señorita ana María Moreno Hija Predilecta de La Villa de Los Santos en recompensa a los servicios prestados por ella a la comunidad panameña. Adherirse al reconocimiento público que en la noche de hoy 31 de agosto le tributa el pueblo de Los Santos y nombrar una comisión especial para que en nombre de este Consejo Municipal ponga en manos de la señorita Moreno copia auténtica de esta resolución con su correspondiente nota de estilo.
Dado en la ciudad de Los Santos a los 31 días del mes de agosto de 1946.
El Presidente: Enrique Cedeño Bernal
La Secretaria: Ana Elida Vásquez T.”

A continuación reproducimos el humilde, sentido y sereno discurso que pronunciara La Niña Anita con motivos de tan importante distinción distrital:

“Damas y Caballeros:

Yo no sé hablar. Solamente sé sentir, amar, sufrir y llorar que es lo que aprendemos todas las mujeres.

Si yo supiera hablar, si supiera expresar en forma bella los sentimientos del alma, qué palabras tan hermosas os diría en esta noche. Me equivoco. Aunque supiera hablar y tuviera el don de saber expresarme en un lenguaje seductor, me sería imposible manifestar en estos momentos todo lo que siento. Hay sentimientos en el corazón que químicamente se pueden manifestar con lágrimas y con besos. Sí, os lo aseguro, he de testimoniaros muchas veces, mi reconocimiento profundo y sincero.

Esta medalla que benévolamente habéis colocado en mi pecho, simboliza para mí el corazón de La Villa, y siempre que la bese estaré en ella, emocionada y agradecida, del corazón de todos los santeños.

Si he aceptado este homenaje honrosísimo para mí, creedme, no lo he hecho porque crea ser merecedora de él, no, no, nunca he pensado que esta manifestación de aprecio y cariño fuera recompensa de virtudes y galardón de méritos que no poseo.

Si he aceptado este tributo de simpatía, lo he hecho únicamente porque he comprendido que era un gesto de gentileza, una galantería fina y delicada para una de las mujeres de la noble y heroica Villa de Los Santos, que ha sido entre todas las ciudades panameñas, la ciudad hidalga por excelencia.

Yo no he hecho nada que sea merecedora a este magnífico homenaje. Lo único que he hecho es amar a Dios y querer a mi pueblo, y por su amor, adornar y embellecer lo que mi pueblo más quiere: su iglesia, a fin de que todos cuantos la visitaran, especialmente en las solemnidades de la Semana Santa, al verla glorificaran a Dios y admiraran a la Villa, y de ella se llevaran gratísimos recuerdos.

Este es el único mérito que os puedo ofrecer en esta exaltación gloriosa: El amar a La Villa de Los Santos y el amar a la Joya de su Templo. El recuerdo de este día será uno de los recuerdos más consoladores de mi vida, será para mi alma una aureola de luz y de gloria, y para mi corazón, un poderoso y constante estímulo al trabajo. Mi espíritu se conforta y me anima a vivir, para seguir trabajando en cuanto pueda ser útil a todos, siempre que con ello remedie una necesidad y pueda poner en práctica la doctrina del Divino Maestro. Mis gracias al Honorable Consejo Municipal por haberme declarado, en gesto desprendido “Hija Predilecta de La Villa de Los Santos”; y mil gracias así mismo al Comité “Diez de Noviembre” por su honroso pergamino y mi retrato, obsequio benévolo del artista Don Virgilio Cedeño y a todas las personas y entidades que de alguna manera hayan contribuido a este homenaje, mi reconocimiento sincero, fervoroso y eterno.

La última palabra para la iniciadora y organizadora de este conmovedor agasajo: Fermina, del alma, cómo te podré agradecer y pagar lo mucho que por mí has hecho ¡Sólo con un abrazo, permíteme que te abrace, porque el abrazarte a ti es mi deseo abrazar en tu persona a todos y cada uno de mis queridos santeños".

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