miércoles, 23 de julio de 2008

Liturgia de difuntos en el día del XXX Aniversario de la pascua de La Niña Anita

Dios mío, ven en mi auxilio.
Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.

Himno

Si vivimos, vivimos para Dios;
si morimos, morimos para Dios;
en la vida y en la muerte,
somos de Dios.

Nuestras vidas son del Señor,
en sus manos descansarán;
el que cree y vive en él
no morirá.

Con Cristo viviré,
con Cristo moriré;
llevando en el cuerpo
la muerte del Señor;
llevando en el alma
la vida del Señor.

Si vivimos, vivimos para Dios;
si morimos, morimos para Dios;
en la vida y en la muerte,
somos de Dios. Amén.

Salmo 90
A la sombra del Omnipotente

Antífona. El Señor es mi refugio y mi fuerte Salvador.

Tú que habitas al Amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: "Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en Ti".

El te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
Su brazo es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.

Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.

Nada mirar con tus ojos,
verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.

No se acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;

te llevará en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.

"Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.

Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré,
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación".

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Se repite la antífona. El Señor es mi refugio y mi fuerte Salvador.

LECTURA BREVE

Juan 14, 1-7
Yo soy el camino y la verdad y la vida


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-No perdáis la calma, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias, si no, os lo habría dicho, y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.

Tomás le dice:
-Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?

Jesús le responde:
-Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.
Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.


RESPONSORIO

Bendito es nuestro Dios en todo tiempo,
ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Amén.

R/. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
ten piedad de nosotros. (3 veces)

PRECES

En paz roguemos al Señor.

Señor, ten piedad.

Por la paz que viene desde lo alto y la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.

Por la remisión de los pecados, en la bienaventurada memoria de Ana María Moreno, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.

Por los siempre recordados difuntos siervos de Dios, por su descanso, perdón de los pecados, paz y bienaventurada memoria, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.

Por aquellos que lloran, que sufren, y que esperan el consuelo de Cristo, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.

Para que nos libere de toda aflicción, ira y necesidad, roguemos al Señor.
Señor, ten piedad.

Con los Santos haz morar, oh Cristo, a Ana María, tu sierva, y a todos los fieles difuntos, donde no hay tristeza, ni dolor, ni angustia, sino vida eterna.

Oremos juntos a Dios nuestro Padre como nos enseñó Jesús: Padrenuestro.

ORACIÓN

Señor Dios, que has querido que Ana María, a través de la muerte, fuera configurada con Cristo, que por nosotros murió en la cruz; por la gracia renovadora de la Pascua y por la intercesión de Santa María, bendice el amor que Ana María siempre nos tuvo en la tierra, aleja de ella todo vestigio de corrupción terrena; y pues quisiste marcarla en su vida mortal con el sello del Espíritu Santo y alimentarla con el cuerpo y sangre de Cristo, dígnate también resucitarla un día a la vida eterna de la gloria y que desde el cielo continúe animándonos en el camino de la fe.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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